viernes, 28 de mayo de 2010

QUE SERIA DE MI MAÑANA SIN MI ESPEJO.

Un día desperté y di cuenta de lo que hacia,
por la mañana me asome a un espejo y le converse de mi tristeza..
él solo me escuchaba y remarcaba mis ojos de lágrimas.
En mi afán de agonizar frente al espejo,
le explicaba mi mal estar, le cuestionaba
como si el fuese a reponder alguna cosa.
Nuevamente desperté, como todas mis mañanas, vi al espejo
pero esta vez el respondió..
al quedarme en silencio, perpleja de lo que estaba viendo
me veía...
veía una mujer llena de tristeza
de angustia, de agobio
veía a una niña que buscaba un refugio
y a una mujer que no se sabia refugiar.
El silencio, entre mi cara y el espejo
fue mi mirada la que me hablo
aquella mirada que no era mía
aquella mirada que no quería que fuese mía
fue la pupila perdida en el océano
quien dijo basta,
Y el océano se seco.